sábado, 4 de octubre de 2014

[ . . . ]

Y sacie la voracidad de mi mente
en el sexo salvaje de su poesía
calme la comezón con sus puntos y comas
y esnife su prosa hasta el hartazgo
nuestra relación meramente textual
me llenaba de un placer y euforia
dignos de compararse al salvajismo del vértigo
y le abrí mi mente como otras abren las piernas
entonces germinaron las ideas
estimuladas en ácido de su semilla
fui la serpiente que vive bajo la flor
y fui la flor con su apariencia inocente
él me creaba con sus palabras
amorosa, incongruente, sensual
fui cualquier cosa que él deseara
y no existí fuera del muro de su tinta
¡ÁMAME! escribió, sin saber si lo deseaba
¡TE AMO! y descubrió que lo era todo y a la vez nada

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